martes, 21 de julio de 2009

C U E N T I T O

Así está mejor. Lentamente que se diluya,
tan rápido como empezó. Había una vez
una princesa insípida e intolerante.
No existen los cuentos perfectos,
las casitas de dulce, ni los finales de telenovela.


La realidad dice que una mujer
está en todo su derecho de obsequiarse.
No es mucho. Pero al menos
podemos retractarnos si eso es lo que se desea.


Los ciclos de la Luna son predecibles.
Todos saben que no se dejará tocar jamás.

Puede haber entrega, pero no es del tipo humano.


Entonces, ¿dónde nos quedamos?
Había una vez la Luna que se sentía princesa.

No debemos culparla.
¿Quién se resiste al encanto de los poetas?
Entre los humanos, es muy difícil encontrar tanta pureza.
La dulzura está escasa en éstos tiempos de miseria.




Retomando. Había una vez,
una mujer que se volvió Luna
que se creía princesa y de los poetas
respiraba palabras voluptuosas.




Respirar es necesario
cuando tienes ganas de gritar y
no puedes mantener un minuto más,
calladamente la apresurada cabalgata de tu corazón.


Bueno, sin extendernos.
Había una vez, una Luna.
Que mujer tan necia. Princesa perdida.
Y para colmo, amaba a los poetas.


Total. El cuento ni siquiera se escribió.
La luna se mantuvo distante y bella.
Y de los poetas…bueno.
Todos saben que hoy
están enamorando mariposas,
y mañana partirán hacia otras tierras.

2 comentarios:

  1. Que puedo decirte si siempre me sorprendes tu forma de escribir.. precioso.. es un gusto siempre leerte..

    Un abrazo
    Saludos fraternos
    Un Beso


    Pd: lo siento por pasar hasta ahora.. pero no me encontraba en casa para comentarte..

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  2. Gracias, Adolfo.

    Se te quiere, un abrazo para ti.

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