Tengo en mis manos el frío
que dejó escapar
la última rayita de mi lápiz.
Se coló por mis pestañas y
durante unos minutos
me convencí de su futuro.
Volví a estrellarme con tu muro proyecto del acero.
Me debes más de una noche
de pronombres personales,
gramática veloz y verbos irregulares.
“Cuando quieras”
Ahora que,
si lo deseas,
podemos improvisarnos.
Podemos salpicar de improperios,
falsedades y momentos obscenos,
todo ,
antes que decir...te extraño.
No quiero saber si me liquidaste en ese cuaderno.
Aquí estoy.
Ahora puedes venir y sentenciarme.
Puedes proponer,
disponer
y hasta convertirme.
Atarme,
dividirme,
y
disolverme.
Pero queda
absolutamente establecido…que
no
puedes
prohibirme.
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