Solamente un poco. Después me tardaré más organizando
cada palabra. Todos animales racionales, todos nos matamos.
A ver si tú puedes ayudarme…
Era entre pardo y gris, algo más oscuro que la voz de la trémula
nota de un bajo. Se fue haciendo espesa y absorbía lo que pasara
cerca de su radio. Porque, a pesar de todo, era un nefasto círculo.
Se expandía, me respiraba a mí …y expiraba algo confuso, difuso.
Por la mañana puedo manejar esos pasteles sobre la cabeza de
los niños. Parlotean en amarillo. Las mismas cosas de siempre.
Uno que otro naranja, y el puntual verde.
Pero hoy el estruendo fue enloquecedor.
El ayuno lo agudiza. Lo eleva al insoportable diálogo entre
los rojos y los violetas.
Necesito silencio…
Si cierro los ojos, todavía escucho el aleteo.
Uno, dos, tres…doscientos veinte…no funciona. La respiración.
No funciona…doscientos cuarenta y cinco…no existen, los
Fantasmas no existen…doscientos cincuenta y dos…doscientos
cincuenta y tres…Todo es azul. Un azul claro, que se interrumpe
por el dulce y periódico cristal del agua.
Sé cuando está cerca la atropellada ráfaga de pensamientos
ajenos porque puedo ver la columna de colores, cargada de
miles de voluptuosas esferas a punto de estallar hacia todos
lados. Así que corro lejos, muy lejos.
Por eso no me gustan las multitudes. Son extraordinariamente
Abrumadoras. Dejé de asistir incluso a la iglesia por la misma
Razón. Con sus cabezas gachas, sus manos juntas, sus bocas
Cerradas. Pero da igual. Están pidiendo y pidiendo constantemente
Pidiendo. Una intermitente sucesión de focos de navidad.
Puedo olerlos.
Pero…no quiero estar siempre acomodada en un rincón
de mi cabeza. Y me sumo a la miseria.
Puedo acercarme a una distancia prudente y solo el susurro
de la charla me dice la tonada en traición ó compleja
simetría. Las mejores son las que anticipan tormentosa
presencia del rojo en celo.
El imbécil del galeno no termina de comprender porque
odio tanto sentarme a conversar con la comadre de la
madrina de la ahijada de la tía de la estúpida vecina.
Son esos destellos rosa, tan dulzón. Y el espectro completito
de los insoportables amarillos. Por favor, no quiero socializar
en éstas circunstacias.
Seré flor de llanura desierta, filo de precipicio, cualquier ser
del arrecife. Voy a escapar gustosa de mi estuche hacia las estrellas.
Y me colmaré del poderoso espacio entre una y otra presencia.
Es tan complicado ser nadie. Obtener apenas lo necesario
para no tener que satisfacer gran cosa. Despersonalizarse
no ayuda mucho cuando existe en tu cabeza una paleta de
pintura, una partitura y la ineptitud de controlar tu fuerza.
Necesitamos el silencio escrito de tus versos..
ResponderEliminarque lindo es leerte.
gracias por compartir tus escritos
saludos fraternos con cariño
un abrazo
besos
Mil gracias , Adolfo.
ResponderEliminarTus palabras siempre me hacen bien.
Te mando un fuerte abrazo con cariño y respeto