Despierta caperucitadeferoz. Ha sonado y debes incorporarte al cuerpo.
Vamos a jugar.
Se ha burlado de mí el silencioso perturbador de conciencias y no hacen falta más réplicas. Extraño tumbarme en el suelo y ser hormiga. Trepar la mirada hasta el rincón de las persianas y entrar en la grieta que deja entrar el agua cuando llueve.
A veces no se puede tener equilibrio en el filo del tejado. Y lo prudente es meter el dedo a la boca, llenarlo de saliva y al aire, intentar sentir el momento de la siguiente ráfaga. Una poderosa. Una rápida sacudida y ya estamos encima de las virtudes ajenas.
Tal vez deba empezar a definir una ruta de emergencia. Porque la mitad de las veces presiento que soy pésima con el instinto.
Aquí se ve mejor la brillosidad de las estrellas. Mi abuela decía que una princesa necesita al menos una vez en la vida, adueñarse de ellas. Depositarles sueños y esconder en sus entrañas deseos impuros.
Imagino que excitarme con la primera gota de lluvia en mi boca es indecente.
Escrito por Erika Molina Prado
Tiempo sin leerte..
ResponderEliminarun gusto inmenso pasar por tu blog y devorarme tus escritos.
saludos fraternos
un abrazo
Muchas gracias, Adolfo, eres bienvenido siempre.
ResponderEliminarTe mando un fuerte abrazo y gracias por leer...
Te visito por primera vez y me gusta lo que leo, seguire haciendolo
ResponderEliminarUn beso
Stella
Gracias , Stella, por leer. Eres bienvenida cuantas veces gustes.
ResponderEliminarTe mando un beso!