domingo, 31 de mayo de 2009

En ventaja

Ví dos veces el pulso de las aguas que dominan el límite de la paciencia, que sostiene la fe. En el latido de mi corazón y los rizos de la ola que acarrea hasta mí tu aliento, hay un hueco donde caben las palabras que nos hacen falta.




Así era.






Y entonces empecé a perseguir a ras del suelo. Mucho cuidado con los radicales. Se estremecen cuando cargas la estática. En esos casos, es mejor subir rápido y ocultarse entre los deseos, en algún lugar no estropeado por los celos.




Los días en que

valen más

por

dentro

que

por

fuera.

Los días en compañía extraordinaria por encima del mar.

Por debajo de los insoportables.

Por morir en la osadía de un acto de amor.




Estoy inundada.




Entonces debo hacer vigilia en una suerte. Debo fraccionar los parpadeos para no deslumbrarme con semejantes talentos.




Estaré atenta.

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