domingo, 27 de marzo de 2011

...No se lo digas

¿cómo te puedo definir? ¿y como para qué? Eso nos limitaría y llenaría de incomodas preguntas, de suspicacias ajenas y uno que otro mustio desenfrenado.
Todo lo que poseo en breve va a desaparecer y no voy a tener la menor idea de porque no pude vaciar mi alma.

Como cuando tenía ocho años y podía ver la silueta de un duende deslizarse tímidamente por debajo de mi vestido.Era excitante.Sospecho que desde entonces tengo una tremenda fijación por irlanda.Que te puedo yo decir.Las muñecas flacas de piernas kilométricas,los hombres de acción,la mascara del Santo,el paliacate del último bailable,mi última frase en defensa propia.TE QUIERO.Pero no se lo digas a nadie...

Entonces me vienen a la mente todas esas tardes donde la tía Yita narraba exquisitamente una inmensa colección de cuentos.Su pañuelo de seda atado fuertemente a la cabeza porque la migraña en esos tiempos era cosa del demonio.TE QUIERO.Pero no se lo digas a nadie...

Pasábamos de largo cuando los adultos señalaban nuestras principales cualidades.Esta niña va a ser Doctora.Si, como no.Pero primero que me expliquen porque nadie sabe de que muere y porque se pudre la fe.

¿ya lo dije tres veces? Porque deben ser así, en los tres planos.Las tres dimensiones.Solo que yo te quiero hasta la proporción más insufrible numéricamente hablando.


TE QUIERO.
Pero
no
se
lo
digas
a nadie...

1 comentario:

  1. Hola María, gracias por pasar y leer.Me encantará pasar a tu baúl. Un beso.

    ResponderEliminar