miércoles, 10 de febrero de 2010

P E R R A S ...

Las mujeres de mi familia llenan el vacío sometiéndose a un riguroso código de moralidad. Oprimen, reprimen y descalifican todo aquello que contradiga sus estatutos. Es como un club, una mafia. Los beneficios son pocos, yo diría que ninguno.

Hace una semana, una llamada telefónica notificaba un deceso.Una amistad de mi madre había "pasado a mejor vida". Hubo exclamación de sorpresa, los ash! y los uy! que no pueden faltar. La mano en la frente y esa caída dramática en un mullido sillón, mientras el gesto de la cara intentaba reproducir fielmente cada frase margalopezca.

Como soy la oveja negra de la familia, y me tomo muy en serio mi papel, me dispuse a cuestionar quirúrgicamente cada argumento de mi progenitora, que muy habilidosa, debo decir, justificaba todo su dramón.No conseguía traspasarla, y eso que usaba todas mis astutas y mal intencionadas palabras.

Los valores, son muy importantes, tanto, como para echar mano de ellos.La amistad...por ejemplo.

Ese vínculo que reforzamos a lo largo de nuestras vidas y que es principalmente producto de la afinidad. Confianza, lealtad, entrega desinteresada, etc. etc. etc. Sentimentalmente dependientes, así es como funciona. Y funciona muy bien. Porque de no ser así, las relaciones interpersonales pasarían a la historia rápidamente.

(Por cierto. Eso me recuerda que hace poco, una "amiga" que conozco, me hablaba apasionadamente del tema.Quedó "supuestamente" embarazada. Y en menos de tres semanas, no solo ya no había producto en el útero, ahora me invitaba a sus próximas nupcias. Con "otro". Pues ¿no que tanto amor? Eso puede pasar. ¿Pero tan rápido? Es una de las razones por las que tengo una pobre opinión de la mayoría de las de mi género.)

En fin...regresando al tema. No estoy de acuerdo con postura alguna que se pronuncie deshonestamente ante cualquier cosa.Se que resulta infinitamente complicado resistirse y no ocupar las artimañas femeninas que tan a la mano nos proporciona el entorno.Pero debería existir al menos un poco de creatividad.

El valor que damos a una vida, no depende únicamente de la importancia que tiene en nuestra existencia. Es por sí misma parte fundamental de un todo. Sin embargo, el vínculo que se genera a partir de las empatías puede llegar a ser tan fuerte que difícilmente logre disolverse. A pesar de la ausencia, de la distancia, del tiempo y de la muerte. Pero de ahí, a sufrir por la pérdida de "don cucufato" con el que apenas intercambiamos una charla superficial, hay mucha diferencia.

Así que, programarse para una buena actuación en función de cualquier circunstancia, está implícito en las mujeres. Que asco. Ahora me explico.


Todo el numerito terminó con una discusión en la cocina. Mientras mi madre viva, se van a generar éste tipo de espectáculos. Y yo tendré a la mano, un cruel pero verdadero argumento. Solo porque prefiero una auténtica razón para saber que vale la pena decir la verdad. Siempre.



DESDE LA TRINCHERA...DESAYUNÁNDOME A UNA PERRA

No hay comentarios:

Publicar un comentario