domingo, 28 de febrero de 2010

EL CONSEJO DE LAS OLAS...

Dicen que el UNIVERSO sabe lo que hace. Más vale que eso sea cierto, porque necesito una buena explicación...


Hasta hace poco, miraba el documento que acreditaba "mi libertad". Un derecho que se supone nunca debí perder. Durante diez años, pensé que la voluntad era lo único indispensable en cualquier situación.Tal vez me faltó contemplar más a fondo el asunto del compromiso. Hace un año que estoy divorciada, de un hombre,de un proyecto de vida,los fines de semana en faenas recreativas y todo aquello que nunca terminé de entender, pero a según, "mantenía unida a una familia". Renuncié a seguir la costumbre de todas las mujeres de mi clan. Para ser honesta, no tengo que hacer mucho esfuerzo. A mí, eso de la culpa...sencillamente, no se me da.No hay nada que celebrar. Todavía camino entre las ruinas de un ideal que no cumplió con las expectativas.



Hoy, después de pasar de largo por la misma rutina de un "domingo perfecto" me hice a la mar. En realidad, me tuve que conformar con un buen sitio en la orilla de la playa lejos del bullicio de un par de turistas. La última vez que necesité el consejo del agua, no me fue tan mal. Así que traté de interpretar lo mejor que pude. Mi idea romántica de la magia me permite creer en eventos sobrenaturales y mi condición mental, me predispone a tenerlos. Ya no me importa que me vean dibujando colores en el aire ni enloquecer con el espontáneo parloteo de las telas en la ropa moderna. Nadie creería que por eso prefiero conversar con personas que estén a favor de lo monocromático.




Puesto que todo me resulta un verdadero circo,ocupo lo menos posible aquello que me proporcione una precipitada caída. No asisto a lugares donde haya mucho gente, de ser posible.Y tampoco mantengo contacto visual con personas que hagan movimientos bruscos y hablen al mismo tiempo. Entonces, me encuentro casi siempre apartada de todo y de todos. Pero cerca de mí.Y eso no es bueno. No por siempre. Lo cual me recuerda, que me está mejor la vida en compañía. Los que saben de trastornos de personalidad entienden mejor aquella necesidad de hallar una frecuencia mental que no resulte una amenaza. Casi siempre se presenta primero, la soledad.



Pero hoy, he decidido seguir el consejo de las olas. Ellas, que saben muy bien de patrones constantes, de velocidad y de la necesidad de espacio,sugieren la posibilidad de compartirse. No me agrada la idea. Estoy acostumbrada a mi lado derecho del cerebro. Todo para mi solita. Y eso de pensar en alguien e invocar su presencia, cambia todos mis planes.Pero la naturaleza, alcahueta como suele ser en éstas cosas, me proporciona suficiente predisposición biológica para hacer caso omiso de la razón. Y también a ésta la podemos manipular. No por nada me he fletado cuanto material griego ha caído en mis manos. Total...que acá estoy, alineando la artillería pesada y modificando algunos recursos. Conseguir al candidato, será un asunto serio...pues quiero siempre AL MEJOR!!!




DESDE LA TRINCHERA...Preparen, apunten...FUEGO!!!



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