martes, 28 de julio de 2009

E G O

EGO

Y a pesar de los cientos de veces que
la misma naturaleza de las cosas lo advierta,
caer, es de humanos.

No me sorprende lo fácil que es dejarse seducir.
Me asusta lo barato que resulta manosear
una supuesta autoestima, fundamentalmente hipócrita.


Se puede ir por la vida pregonando ser un demonio,
y todos saben que esperar. Pero
poner carita agachona y palabrita empalagosita,
es de cuarta categoría. Bueno,
en eso al menos hay algo de congruencia.


Esta vez, no tuve que ir muy lejos.


Ni siquiera usé las letras.
Y los pecados capitales, estallaron hasta por esas orejas.


Mal, mal, muy mal.

¿Dónde quedaron eso buenos consejos?


Hace mucho que reconozco desde lejos, la rabia disimulada.


Yo, que sé de la piel, cada uno de los procesos,
en éstos 40 años, aprendí a vivir disfrutando.
La belleza es un mal necesario cuando se carece de cerebro.
Al menos del ejercicio del pensamiento. Pero,
tampoco es eterna. Así que,
viene bien hacerse de un poco de conciencia.




En ese trabajo, hay que estar muy atento.
Los EGOS, estorban, atontan, retrasan, apendejan.


Se es, porque se tiene un propósito,
y una serie de virtudes que enaltecen
cada acción y al mismo tiempo desacreditan
nuestra valía en caso necesario.




Porque teniendo claro que lo único importante
es aquello que demuestre la dignidad
con la que hemos sido traídos a ésta vida,
lo que esperen los demás de nosotros, es lo de menos.


Básicamente, en menos de 24 horas
se puede creer que podemos ser
“superiores al resto de los mortales”, y en un minuto, caer.




Pero no pasa nada si caes dentro de ti mismo.

Claro, siempre y cuando…no sea éste un enorme vacío.

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