jueves, 23 de abril de 2009

...TREN AL SUR DE ROMA...

Hoy no por favor. La salida está por el otro lado. Y no se hacen tatuajes con la lengua después de las 9 de la noche. Es hora de encontrarme con el único que sabe de que lado se acuesta la monserga.

Mi nariz desvía su atención al paso de la incómoda seda que resuelta a ser la mejor cortina, pone mis nervios en práctica y ejercicio de paciencia. La ventana es INDISPENSABLE. Mira tú ¿Cómo se supone va uno a hablar del coqueteo con las estrellas? Pecadoras de la noche, como yo. Ofrecidas, siempre dispuestas. Ahí están, junto a La Luna, para los poetas.

Del lado izquierdo, la siempre voluptuosa. Me seduce y me invita a morir en ella. Es cómplice de mis sueños. Pero aún así, mi espalda la detesta. Solo porque me deformo ante el cansancio, es como acudo a sus brazos. Mi única esperanza es hallarlo a él y me detenga.

Mis dedos están creciendo. ¿Has notado la mano de los equilibristas de blancas y de negras? Al tacto de algo infame, se retiran, pero están puntuales a la hora del cortejo.

Y tú vienes delicadamente a mis antojos. Te saboreas mi boca y me arrojas. Me sostienes al vuelo para demostrar lo que manejas. Soy torpe ante la entrega desinteresada, y demonio ante la traición planificada.

Por cuanto ansío tus malditos despojos antes ya solicitados, y conciente del peligro que significa, me apersono en ésta silla, a complicar un poco más mi pasado.

Escrito por Erika Molina Prado

2 comentarios:

  1. Me gusta tu manera de escribir, es muy personal tu toque me gusta, te sigo leyendo..

    te dejo siempre mis saludos fraternos

    un abrazo

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  2. Muchas Gracias, Adolfo...

    Mis saludos para ti

    un fuerte abrazo

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