jueves, 11 de marzo de 2010

LA VOLADORA...

Mi mundo contiene tan solo diez mil nombres para el amarillo. Una quinta justa representa por lo regular azul celeste de dos veces el valor de un cuadro solicitado por un imbécil cuya única necesidad política se reduce a contemplar estúpidamente el trabajo de un artista. Sonríe y colócalas manos entrelazadas en la espalda, tratando inútilmente de formar un poderoso argumento capaz de no evidenciar tanta ignorancia. Así y con todo, mucho mundo no es suficiente para lograr comprender y unificar la emoción y la razón. Ese nivel está negado para los sub-normales. ¿A qué bestia se le puede ocurrir tratar de explicar el proceso mismo del ARTE? ¿Cómo coños voy yo a contarle a usted lo que traté de decir con mi obra ? ¿Qué no es suficiente? ¿No se explica por sí misma? Desde luego la rabia tiene fundamento

Yo no hago un juicio a partir de un solo elemento.Vamos, que ni siquiera le creo mucho a lo que siento. Por lo menos debo tener la decencia de no fingir lo que no entiendo. Por eso la vida, por eso la muerte. Y así, a más de un idiota se le transparenta lo farol. Por ejemplo. Un ejemplo.Y es oportuno decir que la necesidad misma de vomitar una idea, ó el resultado a boca de jarro, no contiene nada de auténtico. Si brilla es por que cala y si llega es porque todo aquel que se engancha, tiene la zanja ya hecha.Pero hay que tener poca, ó nada de vergüenza a la hora de apropiarse del esfuerzo ajeno. Que no tiene otro propósito más que demostrar la ausencia de talentos. Eso en el caso de que exista la oportunidad de marginar aquel individuo desprolijo de toda capacidad y habilidad del intelecto.

Mientras, hay que asegurar bien el vocabulario. A mí, no me preocupa depositarle en la oreja un improperio. Cuando menos para ver si reconoce la diferencia. Dudo mucho que entienda la catástrofe inminente, cuando en los días se presume que está ausente el alma. La sinestesia vive conmigo desde que nací. No me hago de tecnología para saborear colores.Yo puedo ver números en cada atardecer. Las noches de Marzo, contienen seis dígitos antes de que el sol abandone el portal. Un avión produce un cifra indecorosa de ochos y nueves, el motor del bus, de la licuadora, del aire acondicionado, incluso el clic de mi pluma. No existe un lugar en mi cabeza donde no haya que duplicar el espacio por una ráfaga de música.Usted no sabe lo que se cocina cada segundo en la azotea.No pretenda hacerme creer que puede contener un instante todo el movimiento del océano son su lengua.

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