martes, 28 de abril de 2009

...EMPIEZA LA CUENTA...

Desperté tosiendo. Apenas pude sacar el humo que aún quedaba en mis pulmones. ¡Demonios! Debo practicar más el aterrizaje.

Por encima de mi cama se pasean, tan desenvueltos. Grises y opacos. Tienen la desfachatez de Zumbar. No he querido darles el gusto. Me entretienen por el momento otros asuntos.

Casi no recuerdo los detalles. Había un tren y un subterráneo. Un grupo de inconcientes pretenciosos, de los que solo son turistas en ésta vida. Hubo que ser precavido. No saben a que he venido.

La mayoría se lamen entre ellos. Se comparten, se consuelan. Todos creen pero no saben. Todos ellos respiran mierda y la toleran porque han olvidado la belleza. Han decidido seguir juntos porque los de su clase no sobreviven dispersos.

Han perdido la memoria. Los oigo chillar de dolor cuando debería ser de rabia. Se han entregado a los “crujientes”. Me dan asco.

¿Puede un humano resistir a la renuncia?

Luego tomé tus manos y cayeron desplomados en forma de ceniza. Fundí mis labios en los tuyos. Desde el cielo se escuchó un himno y bajo mis pies rechinó la duela de madera.

La sangre me compromete, es imperiosa necesidad. La burla que significa triunfo sobre la humanidad.

No permitas que te trague la indiferencia. ¡Grita! ¡Pero GRITA FUERTE! No vendrán a rescatarte. Lo harás tu mismo. No hay afuera es ADENTRO.

No hay Nada que te espere, TODO lo tendrás que pensar.

Eso que llevas sobre los hombros y que hundes en la tierra cada vez que te da miedo. La debes usar. Debes hacerlo.

Fenicia está muy cerca y Roma ya tiene un plan. Yo estaré aquí. No hay tiempo humano suficiente para recapitular. Pero nos queda conservar La Dignidad.

Escrito por Erika Molina Prado

1 comentario:

  1. La dignidad, que puedo decirte ante tu texto. esta excelente.

    saludos fraternos
    con el cariño de siempre
    un abrazo

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